—M-Marcus, por favor, no hagas esto —dije con nerviosismo, temblando en mi sitio.
Me llevó hasta nuestra habitación y me sentó en la cama. Me desnudó rápidamente, dejándome sin otra opción que obedecer sus órdenes. Abracé mi propio cuerpo desnudo, mirándolo con ojos suplicantes. Sí, Marcus es hábil en la cama, siempre me vuelve loca cuando me penetra, pero también puede ser un verdadero animal. Ya me ha pasado quedarme sin poder caminar o moverme bien por lo que me hizo, y no quiero que vuelva a suceder. Estoy dispuesta a entregarme a él porque es mi esposo, pero lo único que deseo es que sea suave conmigo.
Él se desvistió frente a mí, mostrando su físico imponente. Marcus va al gimnasio con frecuencia, y se nota: su cuerpo está definido y sus abdominales, perfectamente marcados.
Se acercó y me envolvió entre sus brazos.
—¿Por qué estás tan nerviosa, Evelyn? Voy a cuidarte, y te va a gustar lo que haremos ahora.
Me besó en los labios tras decir eso. Sus besos eran lentos, y me dejé ar