Narrador omnisciente:
Al siguiente día, Hades se levantó en los brazos de su amada Elizabeth sintiendo que estaba alcanzando el cielo, aunque le costara sabía que podría intentar una vida con ella y su hijo. Al final, ninguno de los niños que criaban era hijo de los dos; así que podría intentarlo. Vio cómo se movía abriendo sus ojos, brindándole una bella sonrisa seguida de un beso mañanero.
— ¿Cómo está la mujer más hermosa del mundo? — Susurro mirándola fijamente, quería plasmar su imagen en su cabeza.
— ¿Estás bien? últimamente me tratas mal y hoy estas muy dulce — Manifestó Elizabeth con burla ganándose un puchero de Hades —, Pero me encuentro bien, gracias por preguntar.
— No sé qu&eac