Capítulo 37.

-¿Vienes a robar otro de mis vestidos, chico coco?- Pregunté lentamente retrocediendo.

-Por segunda vez, yo no lo robé. Si no mal recuerdas, lo compré en... ¿Qué haces?

Yo me asomaba desde el umbral hacia el pasillo.

-... Si. Ahí siguen los guardias. - Dije cerrando la puerta. -¿Te importaría explicar cómo los has burlado?

Se encogió de hombros y señaló los papeles sobre mi escritorio.

-Interesante. ¿Quién es ese lobo tan apuesto?

El idiota había encontrado mi cartel de "Se busca vivo (lo acepto un poco lastimado) o muerto" en el que había estado trabajando desde que se coló a mi evento del Coliseo.

Era un método legítimo para encontrarlo. No tenía nada que ver el que quisiera dibujar sus rasgos porque los encontraba exquisitos en la oscuridad de nuestros encuentros.

No. Esa etapa de perderme en un par de ojos coquetos había terminado muy mal y no la repetiría.

Mucho menos con un ladrón que bien podría vender mis vestidos a nobles pervertidos o, peor, usarlos él mi
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