Cam parte V.
Al llegar al Continente Central, fue el turno de los mercaderes a bordo de nuestro barco de comenzar con la segunda parte de mi plan.
Ellos eran mi coartada: la razón por la que nuestro barco y un montón de guardias habían desembarcado allí.
No quería que mi título me ofreciera un trato preferencial en este continente. Solo pretendía iniciar un negocio mientras esperaba que mi dulce ángel arribara a la costa. Quizá me limitaría a mirarla desde la distancia, hasta convertirme en un lobo lo suficientemente respetable por mérito propio y poder acercarme a ella con la frente en alto.
—Baja de las nubes, príncipe. Debemos buscar un lugar para acampar —gruñó Víctor, dándome un empujón para que siguiera caminando—. Y alguna taberna… necesito algo de inspiración… e información. Te mostraré cómo conseguir ambas con un par de monedas.
-Uh... pero puedo aprender de los mercaderes que mi padre...
-Olvídate de ellos. - Dijo rodando los ojos. - Son mercaderes limpios y no son lo que nec