Cam parte lV.
Conforme pasaban los días, el lobo se animó a contarme cómo terminó dentro del barco de los mercenarios.
El viento rasgaba las velas y hacía crujir la madera bajo nuestros pies.
Me lo dijo sin rodeos, como si no le importara que lo supiera.
Lo habían contratado como protección en el último barco que los mercenarios habían abordado.
—Por qué un montón de lobos herbolarios contratarían protección para sus plantas está más allá de mí —dijo mientras corregía mi postura con un brusco empujón en la espalda—. Por qué esas plantas eran importantes, tampoco lo sé. Yo solo sé que me pagaron buen orus por un viaje del puerto del Continente Oeste hacia el Continente Central.
—¿Sabes por qué murieron los mercenarios? —pregunté, justo cuando me dio un golpe en el costado.
Él negó con la cabeza mientras me obligaba a alzar más el brazo, buscando la altura exacta para clavar un golpe en el corazón.
—Creo que abordaron el barco en el que estaba buscando comida y solo hallaron un par de