"Buenos días, señorita. Por favor," saludó Leela con cortesía cuando Livia se acercó. Ya había abierto la puerta trasera del auto.
¿Y esta qué trae?
"Voy a sentarme delante." Livia abrió la puerta del copiloto y se acomodó antes de que Leela pudiera objetar.
Leela rodeó el auto con calma, se sentó al volante y arrancó sin decir nada.
El silencio llenó el coche.
Los ojos de Leela permanecían fijos en la carretera. Livia la miró de reojo varias veces, pero no dijo nada. Ya estaba de mal humor, sobre todo por la idea de que aquella chica pudiera contarle todo a Damian.
Me recuerdas mucho a alguien… Espera. ¿Podría ser hermana del asistente Brown? ¿O… su esposa? Qué tontería. Pero Sophia dijo que parecían la pareja perfecta…
Leela sí que resultaba encantadora. Más alta que Livia, con una postura impecable: tranquila, serena, profesional. Desde el principio marcaba su distancia. No era fría, pero sí dejaba clara la línea.
No era una amiga.
Era una chofer.
Una subordinada.
Alguien encargada