En la Habitación
Damian se dejó caer en el sofá con un largo suspiro. Livia lo siguió y se sentó con cuidado a su lado.
Él se reclinó, apoyando la cabeza contra el cojín, ojos cerrados, expresión impenetrable.
Entonces —sin abrirlos siquiera— le dio un leve golpecito en la frente con el dedo.
—¿Por qué me estás fulminando con la mirada?
Livia parpadeó.
—Lo siento, cariño. ¿No quieres... bajar a hablar mejor?
Era su intento de esquivar la incomodidad; mejor que él conversara con Helena antes que sentarse aquí en silencio, fingiendo que nada había pasado.
—¿Por qué? —preguntó Damian con tono plano, sin mirarla siquiera.
Livia no respondió.
Él entreabrió un ojo.
—Escuché que estás muy interesada en Ele.
El cuerpo de Livia se tensó. ¿Cómo lo sabía? ¿Acaso el asistente Brown le había contado algo?
—No lo estoy —dijo de inmediato—. Es solo que... pensé que tal vez querrías hablar con ella. Ha pasado tiempo, ¿no?
Su tono era cuidadoso, su razonamiento lógico. Al menos en apariencia.
—Ya habl