El piso más alto del edificio del Alexander Group.

El asistente Brown entró con un vaso de jugo y un plato de fruta fresca.

Damian, al verlo, se levantó de su silla y se trasladó al sofá.

Tras colocar la bandeja sobre la mesa, Brown le entregó los cubiertos, que Damian aceptó con la mano izquierda.

—Que lo disfrute, joven señor.

—Siéntate. —Damian señaló la silla frente a él.

Brown obedeció y lo observó mientras comenzaba a comer la fruta.

—¿Cómo va la empresa del padre de Livia? —preguntó Damian, terminando el primer trozo y tomando un segundo.

Brown frunció el ceño. No esperaba que su joven señor mencionara el nombre de Livia, la mujer que se había convertido en su esposa.

—Está completamente estable. He colocado a tres personas de confianza en los cargos principales para supervisar las operaciones. ¿Desea hacer algo con la empresa?

Damian cogió una rodaja de kiwi. —Come.

‘¿Por qué actúa así el joven señor?’ Brown se sorprendió por un instante, pero aceptó el tenedor que Damian le o