—Los guardias fronterizos no han reportado novedades. Los espías infiltrados en Luthia han dicho que los ejércitos se están entrenando, pero sin planes de desplazamiento.
—¿Esperan el mejor momento para atacarnos? —preguntó Eris—. Sus espías también deben saber lo que hacemos; ninguno parece tener ventaja en esta situación.
—La ventaja la buscaremos —replicó Nov—. No hay fortuna en una guerra más que la que cada bando se propicia. No esperaremos a que ellos nos ataquen; atacaremos primero.
Tenía una idea del número de soldados del ejército enemigo y sabía que los superaban con creces. ¿Quién diría que tantos años de espectáculos sangrientos en la arena engendrarían en el pueblo una incomparable sed de lucha? La fila de voluntarios para enlistarse crecía cada día; los hombres habían soltado sus azadones y aguardaban con ansias poder maniobrar una espada.
Incluso mujeres habían llegado pidiendo una oportunidad de probar su valía y cercenar unas cuantas cabezas luthianas. Eran mujere