- Bebe otra vez esto. - dijo Albuz a Rosseta al ofrecerle la flor de Melvis.
Ella asintió, la carga de sus poderes cada vez la agotaban, pero era parte del desafío que tenía que romper.
Levantó su mano a la medida de los labios y bebió hasta la última gota.
- Gracias. - dijo con voz calmada y mucho más relajada que antes.
Albuz la observó, aquella transformación de fuego que tuvo no le gustaba, parecía haberla agotado mucho más.
- Creo que deberías de empezar en dos días. Descansa uno, por favor. - le dijo al tomarla de las mejillas.
- Son cinco días que tengo y cinco elementos, no puedo descansar. - respondió ella, al sentir que su cuerpo cedía a la flor se acercó a él y se recostó en su pecho. - tengo que terminar con esto. - dijo antes de quedarse dormida. - cuídate Albuz, mientras descanso. - fueron sus últimas palabras y durmió sobre el pecho de su marido.
Albuz la tomó en sus brazos, Rosseta parecía agotada y no soportaba verla de esa forma. Él no podía quedarse a observa