La sirvienta suspiró resignada, ella se dio cuenta que sin importar lo que hiciera ella no lograría que Natalia se fuera. Sin embargo, ella no pensaba atenderla como Natalia había pedido y tampoco tenía planes de dejarla sola. Ella no sabía por qué Ángel no soportaba a Natalia, pero estaba segura de que no podía confiar en ella, por algún motivo su jefe no la quería en su casa a pesar de ser la madre de la que él llamaba su mujer.
- ¿Qué haces ahí? – gruñó Natalia al ver que la sirvienta no se había movido de su lugar – no seas insolente y ve a traerme el té de una vez – Natalia en verdad estaba esperando ser tratada con respeto a pesar de saber que no era bienvenida esa casa.
-Lo siento señora, pero yo no tengo la responsabilidad de atenderla ya que usted no es una invitada en esta casa – dijo la sirvienta mientras se cruzaba de brazos sin mostrar ninguna clase de reverencia hacia Natalia.
-Ya veo lo mal educada que es la servidumbre del gran CEO – se burló Natalia – ni siquiera son