El trayecto hacia el hotel transcurrió en otro coche.
Kevin iba al volante. De vez en cuando, lanzaba miradas a Jenny, que estaba sentada a su lado, mientras su corazón latía con fuerza. Ella, en cambio, parecía perfectamente tranquila—una completa diferencia con él.
En el asiento trasero, Sophia charlaba animadamente con Hazelton sobre fotos de redes sociales.
El zumbido constante del motor llenaba el aire.
—Todavía no puedo creer que Brown se haya casado de verdad —dijo por fin Kevin, intentando romper el silencio… y su propia tensión. No quería que notaran lo nervioso que estaba—. Me pregunto cómo le habrá pedido permiso al señor Alexander —murmuró, como si alguien en el coche tuviera la respuesta.
Como si Jenny o Sophia supieran algo así.
—Cuando saludé al señor Alexander ayer, pensé que el corazón se me salía del pecho del miedo —rió Hazelton desde el asiento trasero, junto a Sophia—. Pero después de hablar con él, no es tan aterrador como imaginaba.
Aun así, su cara parecía a pu