Brown se arrodilló en silencio, colocando las flores frente a la tumba. Su expresión no cambió: ni tristeza, ni remordimiento. Nada se reflejaba en su rostro. Era tan distinto de la vez en que ella lo había acompañado al memorial de su padre.
El tiempo parecía moverse con una lentitud insoportable. Kylie mantuvo su cámara encendida, pero dio un paso atrás instintivamente cuando Brown la miró brevemente antes de volver la vista hacia la tumba.
—Es mi madre —dijo con voz plana.
—Ah… eh, buenas tardes, tía. Soy Kylie Johnson. ¿Cómo está?
'¡¿Qué estoy diciendo?!'
Los labios de Brown se curvaron apenas en una leve sonrisa. Kylie entró en pánico, se frotó la cara avergonzada y se colocó silenciosamente a su lado.
Permanecieron allí largo tiempo, sin palabras, hasta que finalmente se dirigieron a un banco de madera cercano. Desde allí, el paisaje rocoso del cráter se extendía frente a ellos, no muy lejos del cementerio en aquella ladera.
—Señor, ¿puedo preguntarle algo? —la voz de Kylie era