Si alguno de los presentes se atrevía a dudar aún de la valía de Cristina para el puesto de Tacarigua, ahora ya no había ninguna duda de que tras esa sonrisa amistosa y trato cercano con sus subordinados había una mujer dispuesta a devorar a cualquiera que amenazase a su empresa.
-Ricardo, acompáñale a la salida - dijo guardando su nuevo contrato y Juan le dio un codazo a Ricardo que también estaba en las nubes.
Esta vez el hombre sí apretó su mano para despedirse.
-¿Tenía el contrato listo? - preguntó Juan tratando de cerrar la boca cuando estuvieron solos. - Pero...
-Le pedí a Sharon que lo redactara anoche - respondió divertida. - No tenía seguro al cien de que le convencería, pero en caso de que lo consiguiese, no pensaba darle tiempo para pensárselo - agitó el contrato. - Ya no se puede echar atrás.
-Deme un segundo que aún estoy flipando.
Se sentó frente a Cristina en silencio, aún con las imágenes de la reunión pasándole por la mente y sin atreverse a mi