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Sus manos quitan con agilidad mi camisa, besa mis pecho y me rio por la cosquillas que me producen sus labios. Desabrocho mi pantalón y lo dejo a un lado. Izan muerden mi labio inferior y me humedezco aún más.
Baja sus pantalones hasta sus rodillas, saca un envoltorio de preservativo y se lo coloca. Acto seguido me levanto un poco para colocarlo en mi entrada. La cabeza de Izan se aferra a mi dorso. Empuja hacia adelante y gimo.
Muevo mía glúteos de atrás hacia adelante marcando el ritmo, los dedos de Izan se hunden en mis caderas. Me apoyo de la ventana para poder saltar cómodamente. El italiano jadea lleno de placer. El rubio toma con sus enormes manos mis senos para lamerlos. Echo la cabeza hacia atrás disfrutando las miles de sensaciones y espasmos.
—Te amo Elle… —dice para luego morder el lóbulo de mi oreja. Esa palabra me asusta tanto. Tapo su boca para que no siga. Salto sobre su enorme miembro erecto como si mi vida dependiera de ellos.
Golpea con suavidad una de mis nalgas