21: No tenía que ser diferente.
Kenneth.
Me desperté con el cuerpo rebosante de energía, pero aun así, me quedé en la cama, dejando que las suaves sabanas arroparan mi cuerpo. Miré el techo, y me llevé las manos a la cabeza, exhalando.
Las imágenes de la noche anterior estaban repitiéndose una y otra vez en mi mente. Su olor estaba en mis sabanas. Podía escuchar sus gemidos en el aire. Y luego… la imagen de su rostro sonrojado, recostada de sus rodillas, mirándome.
Recordar aquello me hizo tener una cálida sensación, pero pronto revolvió mi estómago. Me aterré. Mi sonrisa se borró.
¿Por qué estaba pensando en ella de la forma en que lo hacía? Sí, había sido un… buen sexo. Con todas lo era, no tenía que ser diferente ahora.
Salí de la cama, dispuesto a alejar todos los pensamientos, inclusive el estúpido trato de contarnos algo sobre nosotros cada noche.
¿Por qué tenía interés en conocerme? ¿Por qué demonios había accedido a ello? Carajos. Todo se había sentido tan natural que no me di cuenta del error. Realmente debí