Capitulo: Anahir
La mesa ya estaba casi vacía. Solo quedaban los vasos medio llenos, las servilletas arrugadas y el olor a comida que siempre quedaba flotando en la casa después de una cena familiar. Los mellizos discutían en voz baja, Sofía recogía platos con una sonrisa satisfecha, y Edinson… Edinson estaba más tranquilo de lo que ella había esperado.
Pero Anahir no estaba mirando a nadie.
Solo a él.
Nicolás.
Sentado en la punta de la mesa, con las mangas arremangadas, atento a todo sin querer ser el centro. Había hablado poco. Había escuchado mucho. Se había ganado el respeto de su padre sin levantar la voz. Sin imponer nada. Con la misma firmeza con la que se colocan los cimientos: en silencio, pero para siempre.
“Tiene secretos. Lo sé.”
Lo sentía en sus silencios, en sus gestos calculados, en la forma en que esquivaba algunas preguntas con elegancia.
La forma en que medía cada palabra, como si seleccionara cuidadosamente qué mostrar y qué guardar. Era hábil, pero no soberbio. R