Capítulo — La Habitación de las Luces
Guillermo había aceptado sin dudarlo cuando Alejandro le pidió llevar a Julia a su habitación mientras terminaban de arreglar la casa de ella. No quería que su hija pasara la noche entre polvo, olor a pintura y muebles dados vuelta.
—Que descanse tranquila. Gracias por pensar en ella —dijo Guillermo, serio—. Yo me ocupo de que todo esté listo.
Alejandra se adelantó, práctica como siempre.
—Ya llamé a nuestra gente, ellos sabrán qué hacer. Son expertos…
Julia sonrió al escucharla.
—Yo quiero usar mi cuna de bebé, la que papá guardó. Esa cuna es mía y quiero que también sea de mi hijo.
—Entonces nos encargamos de darle nueva vida a esos muebles los abuelos —respondió Lili con ternura.
Fue entonces que, como si el destino los hubiera alineado, Alejandra, Damián, Lili y Guillermo juntaron las manos y dijeron casi al unísono:
—Eso nos toca a nosotros.
Zoe llegó poco después, radiante, abrazando a Alexia.
—¡Somos tías! —exclamó con una sonris