Capítulo — Encuentros en Colonia
La tarde en Colonia tenía ese aire antiguo y sereno que solo la ciudad sabía regalar. Las calles empedradas, las casas bajas con tejas de colores y los balcones llenos de flores parecían saludar a cada visitante. Guillermo había decidido llevar a sus dos hijas y a Lili a recorrer la ciudad, mostrarle a Zoe dónde había pasado buena parte de su vida, presentarle a algún vecino viejo y, sobre todo, regalarles un día distinto.
Julia caminaba del brazo de su padre, con esa mezcla de nostalgia y ternura que le provocaba volver a los rincones de su infancia. La otra mano descansaba sobre su vientre, como si necesitara recordarse a cada paso que ya no estaba sola. Lili iba del otro lado, atenta, y Zoe se aferraba a la madre con esa complicidad de hija menor.
Al pasar frente al hotel que tanto conocía, Julia se detuvo. Levantó la mirada hacia una de las ventanas del segundo piso, con los ojos brillando.
—¿Te acordás, papá? —susurró, apretando un poco má