Capítulo — Luz para volver a ver
El lobby del Hotel Cinco Estrellas de Punta del Este brillaba como nunca. Candelabros, pantallas gigantes, banderas de distintos países y un murmullo expectante llenaban el espacio. Afuera, las cámaras de prensa aguardaban, porque aquella no era una convención cualquiera: era la Convención Internacional de Oftalmología Pediátrica, y el mundo entero estaba mirando hacia Uruguay.
Médicos, investigadores y científicos, familias se acomodaban en el gran salón principal, decorado en tonos azul y blanco, símbolos de la Fundación Luz para volver a ver, inaugurada oficialmente esa noche.
Entre esa familia estaba la de Anahír y Nicolás; también Alejandra, acompañada por su esposo Damián Torres, pediatra especialista en asma infantil. Esta vez había ido con su hijo mayor, Alejandro, de siete años, mientras la bebita de seis meses quedaba en casa al cuidado de Elsa y Ernesto Altamirano, felices de mimar a su nieta. Damián estaba muy interesado en lo que iba a s