Capítulo : El Espejo del Engaño
Fátima Lombardi observaba el reflejo de su manicura impecable en la curva del cristal. La copa de vino tinto oscilaba entre sus dedos como si acariciara el tiempo. En su despacho, la penumbra era un personaje más: las luces bajas, las cortinas pesadas, el leve tic-tac del reloj de péndulo que parecía marcar el ritmo de su paciencia. Afuera, la ciudad dormía. Adentro, el caos planeaba su próxima jugada.
Frente a ella, Fabricio hojeaba los informes contables con el ceño tan fruncido que una arruga nueva le nacía en la frente. Cada línea que leía era un puñetazo al ego.
—Esto no puede ser posible —murmuró, sin levantar la vista.
Su tono no era solo de fastidio, sino de esa rabia contenida que roza el ridículo. Como si el papel tuviera la culpa de su ineptitud.
Fátima exhaló despacio, como si el aire mismo le pesara. Cerró los ojos un segundo, y cuando los abrió, lo hizo como una reina que decide no destronar aún a su bufón.
—Es peor de lo que pensaba —dijo