CAPÍTULO 207 – EL ABOGADO SIN ESCRÚPULOS
Leopoldo García tenía la sonrisa afilada de un tiburón y los modales de un vendedor de humo. Su estudio jurídico, ubicado en el corazón de una vieja casona restaurada, escondía archivos tan sucios como los clientes que defendía. Corrupción, lavado de dinero, manipulación de testimonios. Leopoldo no tenía códigos; tenía tarifas y eran muy caras .
Cuando vio entrar a Fabricio, su mirada se detuvo en el desastre que tenía enfrente. Despeinado, con la ropa arrugada, la barba despareja y una transpiración ácida que parecía salirle del alma. A los ojos de Leopoldo, ese hombre estaba más cerca de un pabellón carcelario que de una sala de juicio ganada. Pero Pipo le había pedido que lo ayudara, y él no solía negarse a los favores... siempre y cuando vinieran con recompensa.
— A Ese tipo le vendí una casa —pensó, mientras se servía una copa de whisky a sí mismo—. Y de esa casa, no va a ver un peso. Nada es gratis en esta vida campeón y se sonrió mie