Capítulo 18: El Sabotaje Comienza
Fabricio entró en la obra con el ceño fruncido, su chaqueta impecable a pesar del polvo y el ruido del lugar. Observaba todo desde su posición, con la mandíbula apretada, sintiendo un ardor en el estómago que no tenía nada que ver con la cafeína que había tomado esa mañana.
Y ahí estaba ella.
Anahir Montes caminaba por la obra con una seguridad irritante, como si nada pudiera tocarla, como si no le importara en lo absoluto lo que él había hecho.
¿De verdad no le dolió? ¿De verdad le fue tan fácil seguir adelante sin él?
La idea lo consumía por dentro.
Se suponía que él había sido el gran amor de su vida, su compañero, su todo. Y ahora lo miraba con esa indiferencia insoportable.
No solo no estaba destrozada… sino que parecía más fuerte que nunca.
Pero lo peor no era eso.
Lo peor era que, cada vez que necesitaba apoyo, ya no lo buscaba a él.
Buscaba a ese capataz de mierda.
Nicolás Martínez.
Fabricio no podía soportar cómo ese tipo se movía con tanta