17:10 hs. - Damián.
—Bueno, parece que al final terminamos todo a tiempo.
—Pues sí...
—Y nos queda prácticamente una horita libre.
24 horas habían transcurrido desde mi más que discreto seguimiento a Lau y Barrientos en plena calle. 24 horas que había tenido para pensar con claridad y analizar todo en lo en lo que estaba metido. Y vaya que si lo había pensado... El tema era que no tenía ni idea de cómo iba a hacer para lograr que Lau entrara en razón y acabara con todo ese despropósito que se había montado en torno a mí.
Ya habían pasado varias horas de comenzada mi jornada laboral y todavía no me había cruzado con ninguno de los dos para alivio mío. Pero el nerviosismo de poder encontrármelos en cualquier momento me tenía más torpe de lo habitual.
—Bueno... ¿me vas a decir a dónde fuiste ayer y por qué llegaste tan tarde? —me abordó Clara a mi regreso del baño.
—¿Qué? Ya te dije que a ningún sitio, chica. Me encontré con un amigo que hacía mucho no veía y se me pasó el tiempo.
—Vaya