Dashi
A Luther no le importaba ir en silencio conmigo. Yo había mejorado muchísimo y ahora podía decir palabras cortas, pero cuando intentaba decir una oración... las palabras se quedaban a mitad de camino. Era un avance por supuesto y yo me sentía realmente afortunada.
Había tenido una herida prácticamente mortal, y no solo había vivido, sino que el efecto secundario estaba desapareciendo. Además, había vuelto a ver a mi señora, era una dama ahora... y me disponía a hacer mi primera visita como una emisaria importante.
Solos los señores y damas podían ser enviados como representantes. Yo me había ofrecido, pero honestamente no pensé que iba a ser aceptada. Y, sin embargo, nadie colocó ninguna objeción.
Me había sorprendido cuando el capitán se había ofrecido a ir conmigo, íbamos ya lo más rápido que podíamos sin cansar a los caballos, junto con media docena de soldados. Dentro de mí me preguntaba por qué él lo había hecho, pero parecería que la respuesta era tan clara como una