Sean estaba decidido a tomar el control de su vida y elegir lo que realmente quería, aunque aquello no sería una decisión fácil. Estaba en las afueras del restaurante donde debía encontrarse con su familia y la de Zoe, y sus piernas no dejaban de temblar.
Miró el reloj en su muñeca, de por sí estaba llegando tarde a la cena, pero en el fondo deseaba que todo pasara y no tener que seguir cargando con todo ese peso sobre los hombros, debía armarse de valor y tomar decisiones, que con el tiempo se volvían pesadas . Respiró hondo, y abrió la puerta del establecimiento, que emitió un tintineo en cuanto entró.
El restaurante estaba lleno de personas disfrutando de sus cenas, el bullicio de conversaciones y risas llenando el aire. Sus padres estaban sentados al final de la mesa junto a los padres de Zoe, hablando animadamente. La atmósfera parecía alegre y despreocupada, pero Sean sabía que estaba a punto de cambiar todo.
Caminó hacia ellos con pasos firmes, su mente repitiendo las palabras