Me levanto con cautela de la cama sin realizar el mas mínimo ruido, camino en puntillas hasta donde se encuentra una de las mesas de la enorme habitación que compartimos, observo el rico pastel de cumpleaños, fijo mis ojos nuevamente en la cama para cerciorarme de que no se ha despertado.

Me las había ingeniado junto a las chicas de la cocina para preparar un pastel especial por su cumpleaños y después de mi múltiple insistencia ellas habían accedido a dejarme entrar a la cocina y prepararlo. ¿El resultado? Un delicioso pastel de dos capas de crema con aderezo de frambuesas y moras y un toque de vino. Exquisito para cualquiera que lo probase.

Tomo en mis manos el encendedor y comienzo a prender las velitas que adornan el pastel, treinta y dos en total.

—Hmm….—lo escucho removerse en las sabanas, dejo el encendedor a un lado—. Hazel… —alarga la mano a la almohada que he puesto a su lado—. ¿Hazel? —pregunta y al no escuchar respuesta de mi parte ni sentir ningún movimiento se levanta de