Fabiola
Los años avanzaron tan rápido y tan felices, ahora tengo una hermosa familia, un negocio próspero y un futuro real. Nos permitimos una segunda luna de miel, igual de enamorados que cuando nos casamos.
El destino era un sueño hecho realidad, Paris, una cena en las orillas del Sena, la torre Eiffel nos saluda distante pero cercana al mismo tiempo; sus luces nos iluminan tenues, dando un toque más romántico.
Una charla llena de recuerdos, nuestras manos calidas se acarician cada tanto y nuestros ojos demuestran todo lo que hemos vivido y todos los bellos recuerdos que hemos acumulado.
Atrás quedaron las malas experiencias, los malos momentos; Frank y yo, decidimos olvidar todo y empezar una vez más. Lo hemos logrado poco a poco, con fuerza y trabajo diario.
La vida nos recompensó con dos hermosos hijos, que son la viva imagen de su padre, los amo, amo a mis tres mosqueteros, como se autoproclama ron.
Ahora solo recuerdos felices habitan nuestras mentes; después de la