69. Al gato
Isabella
Al llegar a Marfa, lo primero que hacemos es ir a casa de mis padres, pero fue un completo fracaso, no nos quedo de otra que regresar a Austin.
Una vecina después de la sorpresa de verme, me explicó que mis padres habían ido a la ciudad, y que tenían semanas fuera del condado. Así que solo rentamos una habitación de hotel, para refrescarnos un poco y descansar unas horas.
Aprovechamos a dar una vuelta por las calles que guardan recuerdos de mi niñez y adolescencia, comimos en "Chub's", la cafetería donde todos los domingos venía a desayunar con mis padres.
Regresamos al hotel y alistamos nuevamente el pequeño equipaje, por suerte el hotel está a cinco minutos caminando de la estación de autobuses, por lo que salimos con bastante buen tiempo.
Esta bendita sensación de vacío en el pecho no ha desaparecido desde que veníamos en camino, y ahora se hace más grande, pues a pesar de regresar a mi país, a mi hogar, me siento sumamente desamparada.
En verdad ruego porque cu