Nina una chica de 22 años con muchos problemas, pero no se deja vencer por ellos, su valentía será puesta a prueba. Ella quiere huir del dolor pero se dará cuenta que es mejor enfrentar todo sin temor alguno. ¿Tú qué harías si un mal hombre te ataca? Ser mujer no es fácil y Nina lo dejará claro. Se vale llorar, reir, huir, lastimar pero jamás dejarse vencer.
Leer másA veces es necesario ver lo que el mundo nos ofrece, no siempre la vida será color de rosa y no siempre será oscuridad. Pero ¿Qué pasa si alguien llega a tu bello mundo y lo oscurece por completo? ¿Cómo sales de la oscuridad sin ningún rasguño?
A veces es mejor huir, huir lejos, pero si huyes ten en cuenta que es solo para hacer tiempo para lo que verdaderamente harás en determinado momento, sí, huye si lo necesitas pero no pretendas hacerlo siempre, porque te cansarás en el camino y la oscuridad te atrapará y no tendrá piedad de ti.
Respira hondo y comienza a correr sin ver atrás pero sí, a tu lado, no pierdas de vista a tu acompañante en esta carrera llamada vida y cuando él se quede sin aliento y a ti todavía te quede un poco, tómalo del brazo y camina un poco más junto a él, pero por lo que más quieras no lo pierdas de vista, mira hacia atrás y sé la luz que aclara el panorama, sé la luz que salva a tu compañero, no dejes que lo alcance... Sé fuego en una tormenta nieve y no te apagues ¡Mantente vivo! No tendrás una segunda oportunidad cuando des tu último suspiro.
***
Abrí la puerta de mi casa, ví la calle y el panorama lleno de árboles deshojandos y nieve, froté mis manos para aumentar un poco la temperatura, caminé hasta el buzón de correo y lo abrí, no había mucho solo unos cuantos documentos de papá. Tomé los documentos y entré a la casa nuevamente, los puse en la mesita de la sala de estar y al ponerlos vi que uno estaba manchado, lo tomé y revisé las manchas minuciosamente, me pasé las manos por la cara con frustración, ya sabía lo que pasaba, era sangre. Abrí el sobre y saqué la carta con la manos levemente temblorosas.
La carta decía:
"Esta vez se fueron lejos, no los encontraba por ningún lugar, querida Nina, ya te dije que de nada te sirve correr y huir de mí, te amo Nina, te amo como no tienes una idea, serás mía por las buenas o por las malas" Atte: Eduard RomalquiSuspiré profundamente, tire la carta a la mesa nuevamente y me recosté en el sillón. Mis ojos picaban, no quería llorar, no lo haría, tenía que ser fuerte y no dejarme intimidar otra vez. Eso era lo que él quería, quería intimidarme y no lo podía permitir.
Me levanté y salí nuevamente, vi hacia todos lados, solo vi a dos hombres hablando tranquilamente frente a la casa. No había señales de Eduard, eso me tranquilizó un poco, tal vez mandó la carta estando lejos.
Tenía miedo, lo admito.
—Nina —un escalofrío recorrió mi cuerpo— ¿Qué haces ahí afuera? entra a la casa hace frío —dijo mi mamá desde el umbral de la puerta.
—Sí —dije dando un último vistazo al lugar— ahora voy... oye mamá— dije una vez estando adentro.
—Dime hija.
—¿Estás cansada de cambiarte de casa?
Ella lo pensó un momento.
—No es lo más divertido, pero por ustedes me iría hasta Marte. —sonrió —y tú papá también.
Se acerque disimuladamente a la mesita y tomé la carta para meterla en mi abrigo.
—¿Pero no estás cansada?¿No crees que lo mejor es enfrentar el problema?
—Ya lo intentamos, ya denunciamos a Eduard, Nina. No obtuvimos ninguna respuesta.
—No me refiero exactamente a eso.
—Nina, ya hablamos de esto...
—Es que mamá, piensa, sí le damos un escarmiento tal vez deje de molestarnos. Yo sé que no puedo regresar el tiempo y evitar que me viole, así que me da igual si paga por eso o no, lo que me importa es que Caroline, tú y papá esten bien ahora y no les pase nada —dije con un nudo en la garganta.
—Ya sabes lo que piensa tu papá sobre eso.
—Papá quiso matar a Eduard con sus propias manos cuando se enteró de lo que me hizo ¡No sé por qué a cambiado tanto de opinión y ahora solo huimos!
—No nos quiere meter en problemas, no quiere que las cosas empeoren, tiene temor de que Eduard se moleste más y luego sus amenazas dejen de serlo y se conviertan en realidad ¡Entiéndelo! Tú papá solo quiere protegernos.
—¡Entonces hay que matar a Eduard!
—¡Nina!...
—Mamá hay que matarlo.
—No te convertirás en una asesina, no lo harás, nadie de esta familia lo hará —dijo con enojo y subió las escaleras.
Yo me quedé en la sala pensando y debatiendo en mi mente si era una buena idea... Tal vez sí o tal vez no, ir a la cárcel no es algo que planeo en un futuro, pero tampoco planeo llorar por algo que nos haga Eduard.
—¿Qué sucede? —preguntó mi hermana menor, Caroline, saliendo de la cocina.
Suspiré —Nada, no te preocupes.
—Nina, ya estoy grande, no soy una niña que pueden engañar. Estoy harta de que me traten como una mocosa y me excluyan de todo.
—Entiende que esto es por ti, nosotros te cuidamos porque te queremos muchísimo. ¿Entiendes eso? No queremos preocuparte por... Pequeñeces — trague saliva y aclaré mi garganta —esto... Esto no tiene por qué afectarte —sonreí.
Rodó los ojos con molestia —¿Y cuándo piensan incluirme en los temas "de adultos"? —preguntó haciendo comillas en el aire con sus dedos —ya tengo 16 años.
—Pues... Cuando estés lista.
—Ya lo estoy. Y también estoy lista para aprender a usar una pistola, todos ustedes tienen menos yo.
—Un arma es una gran responsabilidad.
—¡Yo soy lo suficientemente responsable!
—No, no lo eres. Mejor ve a hacer tu tarea, ve, corre.
—No me trates como una niña.
—Si eres lo suficientemente responsable como dices entonces ve y haz tus tareas, eso es lo único que te toca hacer —dije sería.
Choco la suela de su zapato contra el piso con mucha molestia y subió a su habitación. Suspiré aliviada de que ya se haya ido y me volví a sentar en el sillón a pensar en cómo le diría a papá lo de la carta... Necesitaba decírselo, no podía quedarme callada ante algo así. Pero no quiero mudarme otra vez, esta sería la cuarta ocasión.
Me levanté y subí a la habitación, busqué mi teléfono y marqué el número de Josh, mi mejor amigo. Me mandó a buzón así que decidí darme un baño para pensar con un poco más de claridad.
Mientras caía el agua caliente sobre mi cuerpo vi mi pierna y la enorme cicatriz que me traía tantos recuerdos, buenos y malos a decir verdad. Por un lado me recuerda la violación y al maldito de Eduard, él me la hizo con un pedazo de botella de vidrio y por otro lado me recuerda a Damián... Mi querido Damián ¿Dónde estará ahora mismo?
Inicio de flash back
—Es que... Tengo algo —dije viendo el vestido azul que Damián tenía en las manos y me traía de obsequio —No lo puedo aceptar sabiendo que no lo usaré.—¿De qué hablas? —frunció el ceño.
Pensé un rato en si decirle o no —Tengo una enorme cicatriz en la pierna, me da mucha vergüenza —dije al fin después de unos segundos.
—¿Te la hizo Eduard? —
asentí —Quiero verla.—Damián...
—Por favor.
—Está bien... Solo... Mira para otro lado un momento ¿Sí?
—Bien —dijo antes de darse la vuelta.
Bajé mi pantalón hasta abajo se mis rodillas, me senté en la orilla de la cama y con una toalla tapé todo lo que pude a excepción de la cicatriz de unos 12 centímetros que tenía en mi pierna izquierda.
—Ya puedes voltear —dije con mi cara altamente sonrojada.
Damián no dijo palabra, se acercó a mí, se puso de cuclillas y miró la cicatriz con detenimiento con los ojos entrecerrados, me quedé viendo su cabello castaño mientras el analizaba mi pierna. Después de un par de minutos en silencio dió un beso en ella y se levantó con una sonrisa de labios apretados.
—¿Por qué sonríes? —me atreví a preguntar.
—¿Por qué te da vergüenza?
—No respondas una pregunta con otra pregunta.
—¿Por qué te da vergüenza? — repitió.
—Se ve mal.
—Yo solo veo una marca de algo.
—Sí, de una violación —dije viendo al suelo con molestia de solo recordar.
—No... Una marca de qué a pesar de que te dañaron sigues aquí, luchando y siendo fuerte, superando cualquier circunstancia. Y por eso sonrío, porque te sientes débil pero tus acciones son de una persona super valiente.
Mis ojos comenzaron a picar, Damián siempre me hacía sentir bien, era mi lugar feliz, sí, una persona era mi lugar feliz.
—Ahora me saldré y cuando vuelva quiero verte ese vestido puesto —dijo antes de darme un beso en la frente y salir de la habitación.
Vi el vestido no muy convencida pero aún así me lo puse, salí de la habitación de Damián y caminé hasta la cocina donde él estaba de espaldas preparando un par de sándwiches.
—Damián... —dije llamando su atención en seguida.
—¿Estoy muerto?
—¿Eh?
—Es que ya estoy viendo un hermoso ángel —dijo antes de acercarse y tomar mis manos — realmente estas hermosa —sonreí —¿Sabes que haría juego con ese hermoso vestido y tus hermosos ojos?
—Mmh... No lo sé —dije viéndolo con ternura.
—Un brazalete... Sí, un brazalete con nuestras iniciales y de nuestro color favorito, azules ¿Qué te parece? —dijo emocionado.
—¡Eso sería fantástico! —dije igual de emocionada
—Lo sé, los conseguiré en estos días, serán hermosos como tú — me guiñó el ojo con diversión. Yo reí.
—Te adoro —lo abracé.
—Lo sé, soy genial —rodé los ojos con diversión —vamos, Josh ya nos está esperando.
Pensé un momento, no me sentía completamente segura de salir con el vestido.
—Primero me iré a cambiar.
—Así te ves hermosa.
—Pero no me siento segura.
—No puedes ocultarla para siempre.
—Pero es que no estoy lista.
—Mmh... ¿Y si hacemos un trato?
—¿De que hablas? —fruncí el ceño.
—Yo llevaré tu otra ropa en mi mochila, si te sientes muy mal buscamos un lugar para que te cambies ¿Sí?
—Pero...
—Enfrentemos nuestros miedos juntos —dijo con una sonrisa.
Fin del Flash Back.
Al final acepté su propuesta y Damián me ayudó a sentirme muy segura en todo momento, no me cambié mi hermoso vestido, fue una salida inolvidable... Y la última...
Narrador omnisciente.Nina llegó a casa extremadamente feliz, por fin Damián le dijo que la quería, después de tanto tiempo estando alejados.Entró y lo primero que vió fue a su papá sentado en el sillón, había estado ahí llorando por un rato.—¿Qué sucede? —preguntó ella acercándose.Él limpió una cuántas lágrimas que yacían en sus mejilla —Pensé que llegarías más tarde —evadió la pregunta ¿Estabas con Damián cierto?Ella asintió con miedo de que se enojara —Sí.Sonrió de lado —Me alegra mucho que aún se quieran tanto.La chica frunció el ceño intentando entender su actitud tan diferente —¿Te sucede algo?—En realidad sí... Hija... Iré a un hospital psiquiátrico. Ya lo decidí. No te enojes con migo por favor.—¿Por qué me enojaría por al así?—Te dejaré sola y...—Pap
Punto de vista de Damián: Marqué el número de Nina para saber cómo estaba, a esta hora seguramente ya estaba en su casa, ella no contestó... Seguramente se enojó porque no podré acompañarla mañana.—¡Ay ya cállate! tus chillidos no me dejan pensar —dije efusivamente.Me levanté y le quité la mordaza al idiota de Eduard que estaba esposado a un tubo metálico que bajaba desde el techo al suelo y estaba cerca de la pared. Él estaba muy delgado a decir verdad, ha estado aquí desde hace unos siete meses y no me he molestado en darle muchos cuidados.Inicio del Flash Back:Caminé por todo el lugar buscando a Eduard, lo había buscado a diario, junto a Chévez por casi cinco
Toqué el timbre de la gran casa amarilla y esperé a que abrieran.Mañana se cumple un año de la muerte de mamá y Caroline, el tiempo ha pasado rápido y lento al mismo tiempo.—Pasa —me dijo la chica quitándose de la puerta para que entrara.—¿Aún nada verdad? —le pregunté viéndola con preocupación.Había venido cada mes para buscar alguna información.—Lo siento... Ni siquiera su rastro aparece, mi tío lo ha buscado por todos lados.—Es que Eduard no pudo haber desaparecido así, él siempre me acosó, nunca me dejaba en paz y ya hace un año que no se sabe nada de él.—Seguramente huyó lejos después de que... Ya sabes... Mandará a matar a tu mamá y a Caroline, o tal vez... Él no planeó matarlas.—¿De qué hablas? —fruncí el ceño.—Solo digo que tal vez... Y solo tal vez, él no pretendía matarlas, solo darles un susto.
Suspiré y bajé a la sala para poder desayunar.—Buenos días papá —le dije mientras lo veía sentado en la mesa del comedor.—Buen día.—No hay mucho que comer hoy ¿Verdad? —le dije con una sonrisa triste.—No hay nada —respondió serio.Subí a mi habitación nuevamente y tomé mi celular para marcar el número de Damián.—Hola Nina ¿Todo bien? —escuché que contestó con la respiración acelerada.—Sí... Todo bien ¿Y tú? Te escuchas agitado.—Mmh... Solo vengo de correr.—Pero sí tú no corres...—Pero hoy sí.Fruncí el ceño, sabía que me estaba mintiendo —Tengo que... Pedirte algo.—Dime.—Ya no tengo dinero, papá no quiere volver a trabajar y Randy ya no me necesita en la tienda. ¿Podrías... Prestarme un poco? Te lo pagaré cuando pueda.—Nina... ¿Hasta cuándo
—¿¡Y a estos hombres que les pasó!? —preguntó papá poniéndose las manos en el rostro, parecía que iba colapsar —no me digas que...—Sí, yo los maté —contesté de manera cruda sin voltearlo a ver.—¿¡Qué!? ¿¡De qué estás hablando!? ¿¡Por qué!?—No querrás saber por qué...—¿¡Por qué, Nina!? ¿¡Por qué!?Suspiré —Camina —dije mientras me dirigía hacia las viejas escaleras.—¿Todavía hay más? Nina, ¿por qué le hiciste eso a esos tipos?Seguí caminando ignorandolo —Se lo merecían. Ahora, quiero que entres ahí y permanezcas calmado.Entró de golpe a la habitación mientras me veía confundido—¡Oh, por Dios! ¡Pero qué...!? — dijo mi padre al llegar a la habitación y ver a Caroline y a mamá en el suelo —¿Qué les pasó?¿Quién les hizo esto?¿¡Quién les hizo esto, Nina!?—Los dos tipos de abajo.Papá no dijo nada por varios minutos, estaba en el suelo recostado en la pared con la
...—Caroline, háblame, respondeme —le dije mientras la veía cabizbaja —tenemos que luchar. Hazlo por mamá, decide ir con nosotros ahora por favor —decía mientras mis lágrimas salían a chorros.Ella no respondía, no levantaba su rostro. Puse mi mano sobre su hombro y comencé a moverla pero ella calló hacia un costado.—¡No, no, no! Por favor Caroline no, Hermanita habré los ojitos, hermanita ¡No! Por favor Caroline mírame —decía mientras mi voz se entre cortaba más y más.—Ya basta Nina —dijo Damián mientras se sentaba a mi lado y me abrazaba. —Ya se fué, está con tu mamá ahora.—¿Por qué les hicieron esto, Damián? ¿Qué hicieron ellas? Yo tengo la culpa de todo ¡Qué me maté a mí!—No tienes la culpa de nada, Eduard es el que debe sentirse como una porquería, no tú, tú no hiciste nada, hey Nina mírame, no hiciste nada malo. ¿Entendido? Ya te lo he dicho, no es tu culpa— me decía Damián mientras tenía sus manos tomando mi rost
Último capítulo