La felicidad que me ofreces es tan efímera como la posibilidad de que algún día yo pueda disfrutar a plenitud del amor que me das. Es más fácil y sencillo para mí no abandonar las sombras de este infierno sin luz.
Alondra
Siento que no puedo con los nervios, el estómago me duele y las piernas no logran sostenerme más de dos segundo sin amenazar con dejarme caer, por suerte estoy sentada mientras me maquillan y me peinan, debería de relajarme, pero no son solo los nervios de la boda, tengo un presentimiento, como si algo malo estuviera por suceder.
—Listo, ya hemos terminado —anuncia la estilista.
Me miro al espejo y la imagen que veo me ayuda a tranquilizarme un poco, la angustia en mi estómago es por la ceremonia, no existe otra causa posible y soy muy tonta al sentirme de esta manera, Christopher y yo vivimos juntos, ya nos hemos adaptado el uno al otro, esto es solo una formalidad para reafirmar que él y yo nos pertenecemos.
Andrea me ayuda a poner el vestido que por alguna ra