—Estoy bien, sólo tengo un poco de calor. —Explica ella sonriendo de forma un poco exagerada.
—Está bien, si te sientes mal vuelve a casa, no te sobrepases.
—Esta bien, joven amo. —Ella lo abraza para despedirse antes de ir a la oficina —. Dejé sus ejercicios en el escritorio junto con una explicación sencilla, así no se perderá en el tema y yo podré ir a la oficina antes para salir del exceso de trabajo.
—Eres la mejor. —Sonríe feliz soltándose de su abrazo sonriendo —. Prométeme que volverás a casa si te sientes mal.
—Así será. —Deja un beso en su frente y sale de la biblioteca.
Se da aire con la mano y antes de entrar en su habitación, la mano de Gio la hala hacia el suyo. Extrañada por la acción quiere liberarse y darle su merecido por asustarla, pero se reprime al ver los ojos de cazador de Giacomo Lombardi, que más que asustarla la llenan de intriga.
—Sólo por esta vez, dejaré que el joven amo te salve, pero no tendrás tanta suerte la próxima. —Amenaza y deja un beso en su