Suspiro rendido por las palabras de mis empleados/tutores. Entiendo muy bien que ellos estaban preocupados, y ver que no son los únicos porque ahora tengo algo que llamo amigos, los ha relajado hasta el punto en que se sienten lo suficientemente bien como para bromear y ponerme en un aprieto con ellos. Si tengo que ser sincero, prefiero verlos así que preocupados. Que sean capaces de bromear y relajarse, dice mucho de los primeros amigos que he elegido.
—Por supuesto que somos amigos, Shala. —Acaricio su cabello, disfrutando de su gentil sonrisa —. Incluso mi débil rival que cree estar a mi altura, puedo considerarlo un amigo.
—Oye, niño oficinista, ¿acaso quieres meterte en problemas conmigo? —Amenaza de forma vacía.
—Sabes, yo tengo tu futuro en mis manos, así que no me hagas enojar. Pianista de segunda. —Le devuelvo la amenaza, sintiéndome tranquilo y divertido gracias a la compañía de estos dos.
Una llamada interrumpe el momento de diversión, y todos vemos al oficial qu