Al otro día, cuando estoy abriendo la puerta de mi casa veo a Amanda con una maleta esperándome.
- Manda, ¿qué haces?
- Amiga, ¿qué crees que hago?
- ¿te vienes a quedar en mi casa?
- No, boba. No pienso dejarte ir sola, me voy contigo.
- Pero… ¿y el trabajo? ¿y federico?
- Me pedí 15 días de licencia y fede está de viaje por trabajo, se tuvo que ir a Suiza, así que estoy sola.
- ¿estás segura de que me quieres acompañar?
- Claro, sabes que Cata también iría si no fuera porque tu hermano la embarazó.
- Si lo sé… gracias… mil gracias.
Estamos en el aeropuerto esperando nuestro vuelo y al principio Amanda me sacaba alguna sonrisa con sus locuras, pero igual mi mente se iba a una persona en particular y me daban ganas de llorar.
No sé si estoy haciendo bien en alejarme, pero estoy convencida que, en este momento, es lo mejor para él y para nuestro hijo.
- ¿Isa?
- ¿Sí?
- Están anunciando nuestro vuelo.
- Ok, vamos.
- ¿estas segura?
- No lo sé, pero es lo mejor para todos. Aunque sea mient