74. La frontera invisible
Algunos caminos no se abandonan. Se cruzan… y se pagan.
El vuelo nocturno
El rugido suave de los motores del jet privado envolvía la cabina con un zumbido constante, casi hipnótico. A través de las ventanillas, la noche era un océano negro salpicado de puntos luminosos, como si el mundo se redujera a la línea brillante de las ciudades a lo lejos. Luca se sirvió un whisky con hielo y lo sostuvo entre los dedos con la naturalidad de alguien acostumbrado a vivir en movimiento.
Frente a él, Nico miraba por la ventana sin decir palabra. La chaqueta negra sobre sus hombros estaba arrugada, como si no hubiera tenido tiempo ni ganas de arreglarse antes del vuelo. Sus manos descansaban entrelazadas sobre las rodillas, pero había una tensión sutil en su postura que Luca no tardó en notar.
-- ¿Cuándo fue la última vez que saliste de Italia sin pensar en negocios? --preguntó Luca, rompiendo el silencio con voz tranquila.
Nico giró la cabeza, arqueando una ceja.
-- No lo recuerdo.
-- Exacto --resp