Después de un buen baño juntos, Emilio le recuerda a Rebecca que debe alimentarse bien:
—Traje el desayuno para que comas, mucho más cuando has hecho un gasto calórico extremo.
—Sí, está bien lo comeré todo.
—Bien, iré a mi dormitorio para cambiarme y descansar un poco. ¿Te parece si luego de comer damos un paseo por la playa?
—Claro, me encantaría y a Sofi también. ¿Podemos llevarla?
—Sí, por supuesto. —se inclina y besa sus labios.— Nos vemos al rato ¿Vale?
—¡Vale!
Emilio sale de la habitación y se dirige hasta su dormitorio. Mientras tanto, Rebecca devora en cuestión de segundos la bandeja de alimentos. Realmente estaba hambrienta, sólo se había negado a aceptar la comida por el enojo que le generaba la idea de que Emilio hubiese estado con su ex.
Tocan a su puerta, ella contesta desde adentro. La puerta se abre.
—¡Papá! —exclama emocionada.
—Joder que ya te has vuelto pretenciosa y apenas llevas unas cuantas horas de haberte casado.
—No digas, eso. Ven siéntate c