Cap. 40 Rescatando a Mareska p. 1
—Mareska, ya volví. Traje comida y champaña.
La voz de Zeus resonaba en todo el lugar, como sus pasos y cuando llegó a la habitación sacó unas llaves y abrió, dio una mirada rápida y no la vio.
—¿Estamos jugando a las escondidas?
Buscó a los lados y vio el balcón.
—¡Maldita sea!
Corrió al balcón y miró por los alrededores, la noche había caído y no veía nada con claridad, salió molesto y comenzó a golpear a sus custodios.
—¡Imbéciles! ¡Ella se fue!
Nadie entendía nada y ordenó que la buscaran por toda la casa.
—No debe de ir muy lejos, debe de estar escondida en algún lugar.
Todos buscaban en los rincones y no la hallaron, preocupados por las acciones de su jefe con temor le dijeron.
—Ella no está en la casa.
—¿Cómo dices?
—La hemos buscado por todo el lugar y no está en la casa.
Zeus corrió al jardín, la lluvia era intensa y mojaba su ropa y gritó con una furia desmedida.
—¡Mareska, te encontraré!
Ordenó buscarla por los alrededores.
—Ella no debió irse muy lejos.
Los hombres de Zeus