La mujer, que termina exhausta de limpiar y cambiar a Callum, pide que le traigan comida, pero este de inmediato la rechaza.
—Señor, debe comer algo.
—No tengo hambre nana. —Afirma el hombre que solo oler la comida le provocaba náuseas, pero no quería admitir que se sentía débil o enfermo.
—Es que si no se alimenta no se recuperará.
—Comeré luego. ¡Ahora no tengo hambre! —Afirma con decisión y la mujer prefiere no obligarlo.
—Está bien señor. Bajaré un momento, pero le diré a Claus que suba para que lo cuide.
—No soy un niño, no necesito que nadie me cuide. Pero sí, dile a Claus que venga, quiero hablar con él.
—Si señor. —La mujer baja y de inmediato le pide a Claus que suba.
…
—¡Adelante! —Ordena al sentir un par de toques en la puerta.
—Con su permiso señor. —Entra Claus y cierra la puerta tras de él. —¿Se le ofrece algo?
—Sí. Quiero que me digas todo lo que sabes de esa mujer llamada Lana.
***
Lana, que permanece en silencio tras la propuesta de Felip