Esa noche, el ambiente en el club parecía más cargado que de costumbre. Me sentía un poco fuera de lugar, pero sabía que no podía faltar. Vincent me había invitado nuevamente, y aunque mi mente estaba llena de preguntas, mi cuerpo ya no podía ignorar esa conexión palpable que teníamos. La tensión entre nosotros, mezclada con las inquietudes sobre mi libro y la situación de mi madre, era la receta perfecta para una noche llena de complicaciones.
Cuando llegué, Vincent no estaba en su rincón habitual. En lugar de eso, me recibió en una zona más privada, como si quisiera alejarme de las miradas curiosas del resto del club. Lo primero que noté fue la seriedad en su rostro, una expresión que rara vez veía en él. Me quedé quieta, sin saber si debía pr