A vida Samantha dá uma virada 180 graus quando ela é contratada por uma empresa milionária localizada em Londres na Inglaterra. Finalmente tem um golpe sorte na sua vida, quando com seu pagamento não só consegue pagar suas contas, mas também consegue uma bolsa para continuar estudando na faculdade, tudo isso somado ao fato de gerar um currí incrível. No entanto, seu chefe, o magnata Ángelo Ankarali, tem uma proposta para ela que a fará esquecer todas as suas regras, tragédias e sobre tudo, uma coisa que ela não deveria ter esquecido. Se apaixonar por seu chefe, não apenas a levará a uma mistura de sentimentos, mas também trará de volta seu passado sombrio e o encontro com a realidade da qual ela sempre quis fugir.
Leer másANDY DAVIS
—¡¿Embarazada?! —exclamé emocionada e inquieta. No podía sonreír más de lo que ya lo hacía. Mi corazón golpeaba tan fuerte como un tambor y de pronto no sabía si reír o llorar por la emoción.
—Así es… —contestó el doctor mientras revisaba mis estudios—. Me alegra que la inseminación artificial haya dado resultados tan satisfactorios. Al parecer tienes tres semanas de gestación. El producto está bien implantado. Ahora solo falta revisar si es uno solo o gemelos.
Hizo a un lado el folder con los resultados de sangre y sacó los de ultrasonido mientras sus palabras aumentaban mi sorpresa.
—¿Gemelos? —pregunté ansiosa. Me faltaba la respiración. Mi esposo y yo nos habíamos esforzado tanto por tener un hijo, si eran dos, sería una bendición.
—En la fertilización in vitro suele haber gestaciones múltiples, pues inoculamos varios óvulos fecundados para aumentar el porcentaje de éxito —dijo el doctor con una sonrisa mientras revisaba el estudio—, y como decía, hay dos productos que lograron implantarse. Tendrá mellizos.
Abrí los ojos y de pronto tuve tantas ganas de llorar de alegría. Apreté los dientes y me incliné hacia el estudio mientras el doctor me lo mostraba. En realidad, no entendía mucho, pero las palabras del doctor se me quedaron grabadas: «Tendrá mellizos».
—Mellizos… —susurré con el poco aliento que me quedaba y acaricié mi vientre. Aún no los sentía, pero de saber que estaban ahí, creciendo dentro de mí, estaba llena de dicha. No había otra cosa en el mundo que me pudiera hacer más feliz, ni siquiera había algo que pudiera arrebatarme esa felicidad.
Salí de la clínica con los papeles en la mano y mi corazón saltando del pecho, ansiosa por llegar a casa y dar la noticia. Habían pasado cinco años desde que me había casado con John. Cinco años intentando concebir un bebé. Cinco años de fallar y terminar llorando entre sus brazos, sintiéndome insuficiente como mujer. El dolor y la decepción hacia mí misma aumentaba con cada prueba de embarazo negativa, así que decidimos que lo mejor sería recurrir a la reproducción asistida. No había sido más fácil, pero sí más efectivo.
Al llegar a casa la alegría aumentó con creces. Cada paso que daba hacia la entrada mi euforia aumentaba, quería entrar dando brinquitos como una niña pequeña y las palabras se peleaban en mi boca por salir. Abrí la puerta y mi estómago se retorció de la emoción. Corrí hasta que la silueta de mi esposo me confirmó que estaba en la sala. Se encontraba de pie delante de la ventana, con la mirada perdida y una seriedad que no reconocía.
—¿Johnny? —pregunté con la alegría apagada, pero aún latiendo en mi garganta.
—Por fin llegaste —quien respondió fue mi suegra. Estaba sentada en el sofá con aires de ser la reina de todo. Cabía mencionar que nuestra relación no era la mejor y empeoró cuando los años pasaban y no le daba ningún nieto.
Antes de poder decir algo, una chica hermosa y más joven que yo se acercó con actitud tímida pero la mirada fija en mí, retadora, antes de colgarse del brazo de John, quien me vio de pies a cabeza con lástima y resopló.
—¿Qué ocurre? —pregunté sintiendo un hueco en el pecho que se hacía cada vez más grande. En ese punto la emoción de mi embarazo ya no era tanta.
Mi suegra se levantó del sofá y tomó unos papeles que descansaban sobre la pequeña mesa de centro. Su taconeo me erizó la piel antes de que me mostrara el documento, agitándolo frente a mí con desprecio.
—Fírmalo cuanto antes para que puedas empacar e irte —sus palabras eran filosas y cargadas de rencor.
Empecé a leer, pero no podía concentrarme. La mujer desconocida se refugiaba con mi esposo y la palabra divorcio empezó a resaltar en el documento. El aire se volvió denso y me dieron ganas de vomitar.
—¿De qué se trata esto? —Levanté la mirada hacia ellos, buscando una explicación—. ¿John? ¿Quién es ella?
Con el ceño fruncido y desviando la mirada, posó su mano sobre las de la chica, pequeñas y delgadas, que se aferraban a su brazo como alguna vez las mías lo hicieron. Compartieron una mirada de complicidad antes de que por fin mi esposo rompiera el silencio.
—Andy, Lynnet está embarazada —soltó volteando hacia la chica a su lado y posó su mano sobre su vientre de manera protectora, haciéndola sonreír con suficiencia, como si este fuera un juego y ella me hubiera ganado—. Necesito un hijo, lo sabes, y ella me lo está dando.
Sus palabras fueron como un golpe directo al corazón, tan fuerte que me hizo retroceder un par de pasos, tan duro que me dolió el pecho.
—¿Cuándo…? ¿Por qué…? —no pude terminar ninguna pregunta, me estaba quedando sin aire.
—¡Y quedó embarazada de forma natural! —exclamó mi suegra con orgullo, acercándose a la feliz pareja y posando su mano sobre el hombro de ella—. Entenderás, Andy, que no quiero que mi nieto venga de una madre enferma e inútil. ¡Eres una buena para nada! Ni siquiera como mujer sirves. Tu útero no funciona y ¿así esperabas que mi hijo se quedara a tu lado para siempre?
—Un momento… —pedí mientras recapitulaba cada palabra que había dicho—. ¿Embarazada de forma natural?
Levanté mi atención hacia John, buscando una explicación. Su rostro era una máscara de seriedad, pero contrario a lo que esperaba, no desvió la mirada ni se avergonzó, por el contrario, alzó la frente mientras tensaba las mandíbulas.
—Me fuiste infiel… —No fue pregunta, no tenía sentido dudarlo. Ni siquiera hizo el intento de disculparse o decir: no es lo que parece, como cualquier infiel con un mísero gramo de arrepentimiento—. ¿Desde cuándo están juntos? ¿Cuánto tiempo llevan burlándose a mis espaldas?
»Dime, John, ¿cuánto tiempo llevas jugando a ser el esposo perfecto mientras te veías a mis espaldas con esa mujer? ¿Por lo menos tienes el valor de decírmelo? —Apreté mi corazón con todas mis fuerzas mientras luchaba por mantener el tono de mi voz firme y decidido.
"Às vezes, quando parece que todas as peças estão se caindo, elas na verdade, poderiam estar se encaixando no lugar."Minha respiração está irregular e minhas mãos estão úmidas com o suor que emana do meu corpo nervoso. Eu me olho no espelho e ainda não consigo acreditar no que está acontecendo.Anne coloca um pequeno, mas lindo buquê de lírios em minhas mãos, com uma sutil fita dourada.O movimento repentino do pequeno Andrew na minha barriga me faz ofegar quando ele toca minhas costelas, e a Anne sorri com minha reação.—Ele também está ansioso! —diz ela sorrindo, enquanto se abaixa e toca minha barriga. Menino temos que nos apressar.Em seu tom, consigo perceber que ela também está ansiosa.E essa é minha amiga, essa é a Anne Hastings, uma pessoa que o céu me deu, uma irmã que se colocou no meu lugar, uma mulher que não tem nada além de bondade.—Anne... —consegui dizer, e ela olhou para cima em sinal de dúvida, então continuei—. Não tenho palavras para descrever o que você é, o qu
Recebi visitas o dia todo, meu irmão praticamente se instalou no meu quarto de hospital com a Anne. A Evie e o Ercan têm feito a ronda perguntando sobre o bebê, mas ninguém se atreveu a manter uma conversa comigo, nem mesmo uma conversa básica.É como se o tempo tivesse parado, é como se minha mente estivesse de alguma forma em modo automático, respondendo "sim" ou "não" a qualquer pergunta; saboreando uma ou duas mordidas de comida quando chega a hora certa.Esforcei-me ao máximo para manter minha mente calma; traí minhas emoções, deixando de lado a dor, para cuidar da saúde do meu filho.Mas há momentos em que os pensamentos se desalinham e a dor retorna, deixando-me triste, e sem que eu consiga evitá-lo, o carvão quente que aperta minha garganta se torna cruel; tanto que sinto que não vou conseguir lidar com tudo isso e que, se não fosse pelo meu filho, eu teria desejado tomar o lugar do Ângelo há muito tempo.—Comprei algumas frutas —diz o meu irmão em um sussurro, me oferecendo u
Não importa o quanto eu negue repetidamente, não importa o quanto eu abra e feche meus olhos, a visão do Colin não vai embora.Ele não desaparece.Seu rosto está irreconhecível. Ele não está nem um pouco chocado ao ver a Isabella em uma bagunça e com uma arma apontada para si mesma; ao contrário, ele está zombando da situação. E isso é muito perturbador.O rosto do Ângelo é o único que não consigo enxergar, pois ele está de costas para mim, enquanto o Colin e a Isabella estão bem na minha frente.—Você é um canalha! —Ângelo diz em um tom desafiador, enquanto a Isabella aumenta seu choro.O sorriso do Colin se alarga enquanto ele lhe lança um olhar ameaçador.—Nem sempre se consegue o que se quer —e com essas palavras Lerman empurra a mulher —Atire nele! Eu lhe ordeno.O quê?Um impulso surge dentro de mim, fazendo com que eu corra para onde os três estão.—Nãooo! Eu grito até chegar perto de onde o Ângelo está.Ele me vê apavorado, mas não consigo continuar minha trajetória, ouvindo o
Corro para a cozinha, desligando o fogão imediatamente. Toda a minha comida está literalmente queimada e o ar está cheio de fumaça. Tusso várias vezes e vejo o Adriel entrar para ligar o exaustor, e então a fumaça começa a se dissipar.Apesar das circunstâncias e do momento, sinto-me muito medrosa com a presença dele neste lugar, e ainda mais sozinha. Eu me esforço ao máximo para parecer calma e, sem preâmbulos, o encaro.—O que você quer? pergunto bruscamente.—Tem várias coisas sobre as quais eu quero falar com você, se me permite."Não fale com ele... Lembre-se de tudo o que lhe foi dito." "Sam... Se ele tentar falar com você, por favor, saia do local", lembro do Colin.O nervosismo começa a crescer em meu corpo, mas preciso ser esperta.—Não Adriel, eu não vou falar com você, nós dois não temos nada para conversar e, se em algum momento formos compartilhar algo, será na presença do Ângelo, você...—Samantha —seu tom de voz aumenta em segundos, me deixando paralisada—. Nada é como
"Feliz aniversário, feliz aniversário, feliz aniversário, minha Cocorita, feliz aniversário!—Obrigada papai! Esse urso era o que eu mais queria no mundo!—Você merece mil ursos desses!—E você é o melhor pai do mundo!(risos) —Eu tento meu amor, você, sua mãe e o Joshua são o mais importante da minha vida, e eu nunca, nunca vou deixá-los na mão...."***O toque suave de uns dedos em meu rosto me faz piscar várias vezes, pois, a princípio, tenho dificuldade para distinguir o rosto. Quando consigo limpar minha visão, o rosto do Ângelo aparece perfeitamente diante de meus olhos, ainda acariciando minha pele.—Que horas são? pergunto em um sussurro.—Quatro da manhã.E embora eu esteja morrendo de vontade de saber o que aconteceu e para onde ele foi, apenas aceno com a cabeça.—Por que você ainda está com suas roupas de trabalho? —ele pergunta.—Adormeci —digo esfregando os olhos—. Você está bem? —Ele continua enquanto eu me sento na cama, puxando-me para perto dele, mas não o toco.—E
Chocada e sem saber como reagir, olho para Ankarali, cujos olhos estão tão vermelhos, tão irritados, que acho que vão explodir em algum momento. Seus punhos estão tão rígidos que começo a ter medo novamente. A Isabella, por outro lado, está branca como a neve, sem tirar os olhos do Ângelo em momento nenhum. Sinto algo muito estranho quando ela de repente vira seus olhos pro Lerman e olha de volta para Ângelo. —Não sabíamos do estado da Srta. White —diz um homem à frente. —Isso... Sr. Hastings não é da conta de ninguém... —diz Ankarali. —Mas claro que vai! Ela é a pessoa responsável do projeto... Tudo vai atrasar nossos resultados —sugere Isabella. É claro que a filha da put@ não poderia ficar para trás. —Isabella, em nenhum momento eu disse isso por causa do tempo perdido, eu disse isso por causa da convicção das palavras de Ankarali, você deve estabelecer um prazo maior —responde Colin com muita calma, observando-a com grande escrutínio. —E quem é você para decidir sobre a S
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