Sentí un escalofrío muy extraño, revise las notificaciones de mi celular para corroborar su Tanya me había llamado o escrito y no había rastros de nada.
Mire a Emma y se encontraba profundamente dormida y a su lado abrazando un oso de peluche que le obsequio Gabriel.
Estaba preocupada por Tanya ya eran las 3:41 de la mañana y no se pudo en contacto conmigo como prometió. Le dejé varios mensajes y no reviso ninguno, le llamaba y me enviaba al contestador. Era evidente que Thomas había tenido un cambio, sin embargo tenía mis dudas de que no fuese solo un cambio superficial y pudiese hacerle algo a Tanya.
En ese momento me entró una llamada de un número desconocido y por algún raro motivo me sentí agitada.
— Hola, ¿quién habla?
— Leah, soy yo, Tanya, amiga tengo un gran problema.
— ¿Qué sucede, Tanya? te escucho asustada y con voz nerviosa.
— Thomas se pasó de copas y se entro a Golpes con Gabriel.
— ¿Qué Gabriel? Pero si me dijo que iría a su casa a descansar.
— Amiga, te mintió.
— ¿No