Mundo ficciónIniciar sesiónEl silencio en la sala del tribunal era tan denso que se podía cortar con cuchillo.
Lady Justice Margaret Thornhill miraba el maletín de oro sobre la mesa como si fuera serpiente venenosa.
—No acepto sobornos —declaró finalmente, su voz cortante como hielo.
Sophia, aún de pie frente al estrado, ni siquiera parpadeó.
—No es soborno —respondió con calma que no pertenecía a niña de diez años—. Es compensación a familias de víctimas.
Margaret frunció el ceño.
—¿Perdón?







