DANESA
Lo veo perderse cuando corre entre los árboles
majestuosamente. Observó a los hombres que merodean o cuidan el lugar y terminó
ingresando nuevamente a la alcoba para acostarme obligándome a descansar.
Temprano me levanto, entre la ropa que me dieron ayer hay un
cambio y antes de que vengan por mí, ya estoy lista. Tocan a la puerta y me
apresuró abrirla
—Qué bueno que estas lista—Massimo,
no sé porque me alegra ver este sujeto,
tal vez sería porque es el único que me trata bien—ven conmigo.
No le discutí, simplemente aliso la falda de mi uniforme
siguiéndolo.
—Voy a demandar que te den otra
habitación, tú no puedes estar en una tan pequeña como en la que te encuentras.
—No necesito nada más, estoy bien
donde estoy.
—Me imagino que tú y Egon hablaron
de lo que somos y porque estas aquí.
Abre una puerta doble e ingresamos a una gran biblioteca.
—Solo me dijo estupideces.
—No crees entonces.
—Una persona razonable no puede
creer en algo como eso no creo que sean todos hombr