El sol comenzaba a salir sobre Milán, pero para Luca y Bianca era más que el inicio de un nuevo día. Era el amanecer de una nueva etapa en sus vidas. Después de la brutal batalla que había puesto fin a la guerra, la ciudad estaba tranquila, como si incluso sus calles estuvieran aliviadas por el fin del conflicto. Pero para ellos, la calma no era suficiente. Sabían que quedarse significaba arriesgarse a que el pasado volviera a atraparlos.
Luca observaba la ciudad desde el balcón de su penthouse. Sus ojos estaban fijos en el horizonte, pero su mente estaba en un torbellino de pensamientos. Milán había sido su hogar, el lugar donde había construido su imperio, pero también el escenario de todas las pérdidas que había sufrido. Detrás de él, Bianca lo observaba en silencio, sabiendo que ese momento era cruci