Eva, una viuda que es madre de dos niños. Ares, un viudo que es padre de dos niños. Ambos perdieron a su ser amado de distintas formas pero tienen algo en común, sus hijos. Un día mientras divagaba dentro de sus pensamientos y caminaba por la calle, Eva encuentra un extraño collar dorado con dos mundos dibujados, intrigada y a la vez cautivada de su rara belleza decide quedarse con el. Lo que ella no se imaginaba es que es una llave capaz de llevarla a un mundo paralelo donde su esposo; Ares aún sigue vivo, al darse cuenta cae sin querer en la cama de su amor y entra a su vida nuevamente enterándose de cosas que cambiaran su destino en el mundo al cual pertenece.
Leer más"El collar de los secretos"
Todo sucedió una fría tarde de abril, el viento soplaba fuerte y chocaba contra mi cara mientras , iba maldiciendo mi muy mala suerte.
Venia echa una fiera y a la vez destruida por completo, había perdido a mis dos hijos hace unos pocas hora, al parecer a mi madre le molesto mucho la idea de que me dejara consumir tanto por la muerte de mi marido que incluso llegue a perder todo control sobre mi vida.
Consumía el alcohol como si cada parte de mi cuerpo dependiera de él y fumaba, algo que nunca antes en mi adolescencia había echo y eso la llevo a demandar para obtener toda custodia sobre ellos; No la culpo por haberlo echo, incluso pienso que es una mejor solución a todo esto. Ella cuidara muy bien de mis pequeños mientras yo busco la manera de superar lo más rápido posible este infernal año.
Ares murió hace un año aproximadamente y aún me duele como si fuera ayer, escucho los gritos como si estuviera pasando en este mismo instantes. El auto nunca se detuvo, mi marido nunca llego y las miradas de las personas que estaban siempre a mi alrededor se volvieron tristes y vacías, ellos sabían muy bien por el momento que estaba pasando cuando me dieron la peor noticia de mi vida pero aún así me abandonaron.
"Señora Eva, lamento informarle que su marido perdió la vida en un accidente de transito" .
Esa oración jamas podrá salir de mi cabeza, la voz era enfermiza y aguda o al menos eso creo puesto que al escuchar eso todo mi mundo se vino abajo. Era nuestro aniversario numero ocho al igual que la edad de nuestra pequeña Eliza, él traía consigo un regalo en la guantera " un ramo de flores y una caja enorme de bombones de chocolates, con ella venia una pequeña nota" su madre quien falleció unas semanas después de un ataque cardíaco fue quien me la entrego en las manos.
"Como la primera vez que salimos, te traje un ramo de flores "orquídeas" solo para ti mi hermosa y una caja de bombones para endulzar tu noche igual que ese día, donde te herí sin querer y termine caminando por toda la ciudad en busca de tu marca favorita para pedirte de rodillas perdón ante tus padres."
"Te amo, más de lo que alguna vez en toda tu vida te vas a poder imaginar. Eres y seras siempre mi mas hermosa casualidad Eva, Bendito sea el día en que tropecé en las escaleras y caí sobre ti dando vueltas para luego pasar un mes llevándote obsequios al hospital en espera de tu recuperación; Sin saber que justo así, me enamoraría de ti."
"Te espero en la habitación, no tardes amor."
No se en que momento me desconecte del mundo y comencé a llorar en medio de la calle, tampoco me di cuenta del momento en que pise mal y caí dándome un fuerte golpe en el trasero.
— Maldito suelo frió, maldito invierno y maldito mundo lleno de basura — gruño cuando me doy cuenta de que ha sido lo causante de mi caída y lo tomo entre mis manos para dedicarle una mirada de odio. — Asqueroso collar, no se de quien seas pero le maldigo también por no recogerte.
Lo observo bien detallando cada parte, desde sus bordes bien echos hasta las figuras en el centro que lo hacen ver muy fino y costoso. —Debería conservarte, después de todo no eres tan feo y debes de valer algo. Quizás pueda comprar una o dos botellas con lo que gane cuando te venda en la tienda de baratijas — lo levanto para saber si es original con el sol y me pongo en pie limpiando mi trasero sin quitar la vista del objeto.
A simple vista se nota que no es una baratija, es más creo que es de alguien muy adinerado que quizás fue robado por la zona, tuerzo mis labios en una mueca y un destello me ciega por segundos luego algo me deja impactada.
Hay una especie de puerta enorme frente a mi, me giro a los lados en busca de alguien que pueda estar igual de loco que yo y se fije en eso pero entonces caigo en la cuenta que las calles están completamente solas, como si hoy el mundo se hubiera detenido está mañana y nadie salio de su casa. Trago fuerte tras fijarme en esto muy tarde y siento un brisa helada que proviene de la puerta con brillo azul.
— Eva ... — creo escuchar la voz de Ares al otro lado de la puerta y sacudo mi cabeza para volver a la realidad, cuando entonces lo vuelvo a escuchar y tras mi nombre un sollozo. — Eva, te extraño tanto mi amor.
Mis piernas reaccionan por si solas, camino directo a la puerta y la traspaso. Dentro es aún más extraño, es como estar caminando en medio del universo, es más creo ver las constelaciones a solo centímetros de mi cuando piso mal y caigo.
Grito con todas mis fuerzas mientras veo como especies de pantallas a mi alrededor que pasan los recuerdos más hermosos de mi vida junto a mi Ares, cierro mis ojos para despertar de este extraño sueño y entonces siento la comodidad de mi cama.
— Que susto... — murmuro cuando abro mis ojos y noto que estoy en la habitación donde compartí tanto con mi marido. Miro a mis lados porque siento que algo va muy mal de verdad, no recuerdo haber pintado las paredes de purpura y tampoco haber puesto todos nuestros cuadros al fondo de la habitación, ni siquiera se el momento exacto en que le coloque candado al armario.
La puerta de la habitación se abre y no puedo creer lo que estoy viendo y al parecer la persona que se detuvo en medio de su entrada tampoco.
— Eva ... — la voz de Ares es a penas un susurro y su expresión de confusión y terror es algo épico, aunque claro yo también tengo esa misma expresión en este momento.
— Ares ... Ares... — murmuro para traerme a la realidad. — ¡Ares! — grito de emoción y las lagrimas que estuve reteniendo salen, corro hacia donde se encuentra y salto sobre el.
Se ha quedado pasmado y rígido, su aroma a canela llega a mis fosas nasales y me deleito con el mientras beso su cuello para sentirlo cálido, cerca, algo que desee desde hace mucho.
— Te extrañe tanto, Ares.
"Lo que tiene que pasar, pasa."— ¡Eva!Abro los ojos nada más de escuchar la voz de mi madre del otro lado de la puerta, bajo un pie y luego el otro para notar que todo mi alrededor ha cambiado mucho.Me duele la cabeza y tengo nauseas, pero eso no evita que a duras penas me ponga en pie para saber que quiere.—¡Entonces lo vi! —Quedo pasmada de tan solo observar lo que está sucediendo en la sala de mi hogar.Mamá y papá están sentandos junto a los niños comiendo galletas y escuchando la historia que, por muy raro que sea está contando Ares.
No es hora de dormir, es hora de vivir y reparar lo que han hecho. — murmura una mujer de cabello blanco sentada de forma aristócrata sobre un tronco, en algún lugar del universo. —Se me salio un poco de control la unión de los dos pero ya se va a arreglar.Él camina tras de ella y con una mirada cargada de ira le jala un mecho de cabello.—Mira lo que has hecho Prisca, todo por querer jugar a la Diosa de los corazpnes ¿Tan aburrida estabas? —Toma asiento a un lado de ella, en un tronco que sale de la nada como una forma acuosa.—Deja de molestar Pratto, —Bufa colocando ambos brazos en forma de jarra— además, si papá no me ha dicho nada por andat jugando ¿por que tú si?Su hermano pellizca la punta de la nariz logrando que se enfade con facilidad y un trueno resuene en el fondo.
"Existen las segundas oportunidades"Ya no me queda nada.Hace dos semanas en las noticias informaron la desaparición de Valeria Smith y hace seis horas el informador de la mañana dio una noticia de ultima hora donde encontraron el cuerpo de la chica desmembrado fuera de la ciudad.Por instinto apague la televisión cuando vi su foto, me hizo sentir mal porque por muy cabreada que estuviera eso no quería decir que debía actuar por impulsos, ahora es probable que esto me persiga durante toda mi vida y no es justo. Quien debe pagar por todo esto está bajo metros de tierra en una paz absoluta—Como te envidio, Ares.—releo por segunda vez el mensaje de mi madre enviado hace unas horas.Al parecer perdí mas que la custodia de mis hijos, no puedo verles y ellos parecen haber olvidado quien fue la mujer que les dio la vida. Mi madre siempre ha sido su abuela favorita no me sorpr
Caminé por el sendero sin rumbo alguno durante varios minutos hasta que de tanto caminar y pensar en todas las desgracias que solo a mi han de pasarme, al final pude ver una puerta con luz purpura, debido a que ya no había mas caminos ni puertas me decidí por traspasar esa sin importar lo que me esperaba del otro lado.Caí sobre una cama, abrí los ojos y observe mi alrededor. Habían botellas de licor en el suelo y el armario estaba abierto, las paredes desgastadas y la ventana cerrada, de inmediato supe que era mi habitación ya que siempre dejaba todo hecho un desastre y el armario abierto en caso de que los recuerdos de mi marido me atacaran y decidía oler sus prendas.Era algo enfermero en realidad, ahora que pienso un poco mas con claridad me doy cuenta que siempre estuve en un
"Tapar el sol con un dedo, no se puede"Quería quedarme y seguir escuchando más acerca de este Ares pero no podía, Erik aparecio justo al final de la historia colocándose al otro lado del cubículo y actuando como un epiléptico para alertarme de que su jefe había salido de la oficina, me puse en pie tan rápido como pude y deje el efectivo en manos de la mujer para salir a paso apresurado.Al llegar a la salida casi sufro de un colapso cuando vi al hombre parado en la recepción pidiendo llamar a un tal "Darius"que le debía un favor, cuando sintió la mirada de alguien sobre él que obviamente era la mía se volteo en mi búsqueda pero fui un poco más astuta y me arroje al suelo, gatee hasta ponerme tras una ridícula estatua de su persona y espere paciente a que se marchara.Cuando por fin se fue y dejo de buscar con la mirada a su a
"Trapos al sol"Caminaba decidida, no dejaría que nadie me atrapase en estos momentos tan importante. A pesar de que la compañía era enorme y tenia ciento de empleados aun no me había topado con alguno que dijera no conocerme y luego me detuviera para charlar.Sam me había dado instrucciones claras y precisas y si quería salir sin ser detectada o tener problemas, debía seguirlas al pie de la letra. La noche anterior luego del funeral a mi amiga se le ocurrió que debía faltar al entierro para infiltrarme en la empresa mientras Erik me cuidaba las espaldas desde su escritorio, el cual estaba justo frente al despecho del señor Blade en caso de que este decidiera salir y me encontrara por allí dando vueltas tal cual como la intrusa que soy.— Carmen Luisa, Carmen Luisa ¿donde estas?.—si alguien tenia información confidencial sobre lo
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