Ultha llegó a la fogata y se dirigió a Adhara que estaba en un árbol apoyada.
-Vamos a comer y te llevo a la ruca que construí – le dijo a Adhara
-¿A la prisión querrás decir? – le respondió enojada
Comieron pescado y algunos frutos, e inmediatamente se fueron todos a sus rucas a dormir cansados.
Ultha llevó a Adhara con la cuerda. Al llegar a la ruca, le sacó las amarras.
-Este será tu hogar, acá no habrá amarras, pero si decides escapar te las volveré a colocar y vivirás atada para siempre.
Adhara no dijo palabras, vió la linda vista de la ruca y se quedó un momento en la ventana.
Ultra se sacó el calzado, tipo sandalia que utilizaban los de la tribu y sus pies estaban heridos.
Adhara lo miró de reojo y se acercó, había un recipiente en la ruca y agua, los cueles tomó y se los puso en el suelo.
Ultha entendió que era para que remojara sus pies en agua.
Adhara no dijo nada y se acostó, dándole la espalda
Ultha estuvo un buen rato con los pies en agua, se dio cuenta de que Adhara ya e