Charles tomó la mano de Avery y no la soltó hasta que llegaron a la habitación, podía sentirla temblar, pero aún así ella no lo soltó tampoco. Cuando entraron él la soltó.
—¿Quieres ir a la terraza? — ella solo asintió.
Una vez en ese lugar, ambos respiraron el aroma de las flores.
—Ese jardín lo mandé hacer en honor de mi mamá, le gustaban mucho las flores — Avery lo miró por un momento y pudo ver melancolía en los ojos del hombre, pero igualmente siguió callada y eso estaba exasperando a Charles. —Puedes hablar Avery, estoy tratando de ser amable, odio hablarle a las personas y que no contesten.
—No sé qué decirte — dijo suavemente.
—Si sabes, pero simplemente te da mied