CAPÍTULO 29

Al día siguiente cuando Avery abrió sus ojos, por alguna extraña razón esta vez no se sintió asustada, tampoco estaba tranquila, y mucho menos confiada, pero al menos no estaba asustada, decidió levantarse de la cama y tenderla, luego, se dio un baño relajante, su rostro pálido ya tenía un mejor aspecto, luego de lavarse los dientes y cepillar su cabello, fue directamente al armario, dónde no sabía que elegir de tanto que tenía, pero se decidió por algo sencillo y sport. Cuando salió de ahí, ya su desayuno estaba en la mesa de noche, sin poder evitarlo llevó sus manos a su vientre, ahí estaba creciendo vida, con suspiro lleno de nostalgia, se dirigió hasta la bandeja, la tomó en sus manos y salió a la terraza, en la noche anterior, ella había notado una mesa pequeña con cuarto sillas pequeñas, ahí decidió desayunar en silencio, cuando terminó, se quedó por otro rato más ahí, hasta que escuchó que estaban tocando a la puerta, se levantó y se dirigió abrir la puerta, Darío se encontraba
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