Capítulo 50
—¿Dónde está Montserrat? —preguntó con su voz grave y autoritaria a su empleado.

Alicia, que avanzaba con decisión hacia el interior de la casa, se detuvo por un instante.

No sabía por qué, pero aquel cuestionamiento le generó una molestia inesperada.

Respiró hondo y se obligó a seguir caminando.
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