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Aitiana está desconsolada

Luego de ducharse se cambia y sale sin desayunar, ignorando su malestar y los gritos de su padre.

Se sube a su auto y a toda prisa corre al departamento de Renato. Entra con sus propias llaves y la desesperación la invade al no encontrarlo, luego decide llamarlo al celular, pero él no responde.

Se va hasta la empresa pensando que él ya estaba ahí, el miedo, la angustia crecen con cada segundo.

— !Calma Aitiana¡ se decía a sí misma para tranquilizarse, por el bien del bebé, porque la angustia, el miedo, la desesperación y las ganas de llorar la invadía. 

Llega desesperada a la empresa, toma el ascensor sin siquiera saludar a los empleados, hecho que los sorprendió mucho, porque ella siempre es muy atenta, es muy dulce y amable con todos los empleados.

Corre a su oficina y no lo encuentra en ella.

Se va a la oficina de su suegro y entra sin golpear.

— Hola, princesa responde él sorprendido por la forma en que ingreso. ¿cómo estás? te encuentras bien cariño, preguntó Esteban desconcertado al notar que ella no se encontraba  bien.

— Hola Aitiana, la saluda la secretaria.

— Hola, si tío estoy bien, pero necesito hablar con Renato, es muy urgente.

— Me sorprende que aún no haya llegado, espera que lo llame a su departamento.

— Tío de ahí vengo y él no estaba, incluso creo que no pasó la noche en él.

— Que raro porque él no  es de salir entre semana y menos llegar tarde cuando tenemos una reunión muy importante.

Que raro no responde, dice su padre muy intranquilo.

Aitiana saca su celular y comienza a llamarlo.

Renato está durmiendo plácidamente en la cama de Melek, su conquista del bar.

Ella se despierta por el ruido del teléfono, trata de despertar a Renato, pero es imposible, él sigue profundamente dormido.

Ante la insistencia del llamado ella decide atender.

— Hola, dice con voz ronca.

Aitiana siente un frío recorrer su columna vertebral.

— Está Renato contigo, me puedes pasar con él, dice ella suavemente.

— Si esta aca en mi cama, pero la verdad es que tuvimos sexo hasta altas horas de la madrugada y ahora descansa, responde Melek sonriendo.

Mientras ella hablaba Renato despierta y cuando ve que está con su teléfono se lo quita y responde.

— ¿Quién es? pregunta aún medio dormido. 

— Soy yo mi amor, necesito hablar contigo urgente, algo me pasó anoche y necesito verte.

El reacciona al escuchar su voz y recuerda todo lo que vio en esa habitación.

— Eres una descarada, maldita perra, no eres más que una ramera, prostituta, zorra que me vas a contar si todo lo vi con mis propios ojos, pudrete maldita, ya no creo mas en tus mentiras y  corta la llamada.

Ella lo vuelve a llamar, con su alma destrozada y llorando, marca nuevamente.

— Te dije que ya no creo en tus mentiras.

Ella lo interrumpe.

— Mi amor no te estoy mintiendo, yo te amo y vamos a ser padres, necesito verte y que hablemos, le cuenta todo porque ella está desesperada, no quería perderlo.

Su suegro feliz la abraza y la contiene.

Trata de calmarla, pero es imposible Aitiana está destruida y cada palabra de él, le rompe el corazón. 

Al escuchar la palabra hijo se queda en silencio por un momento y luego más furioso gritando responde.

— Por mi puedes abortar, yo no quiero un bastardo que seguro es tu hermano, pudrete maldita zorra y corta la llamada.

Su padre que estaba escuchando toda la conversación, toma el teléfono de las manos de Aitiana e intenta hablar con su hijo, pero el corto nuevamente.

Aitiana está por desvanecerse, entre los nervios  y su malestar no se encuentra bien, su suegro corre por un vaso de agua y trata de calmarla, cuando intenta hablar con su hijo ya estaba bloqueado el teléfono de ella.

— !Maldición!, gritó enfurecido, tomó su teléfono del escritorio y llamó a Renato.

— Y tú cómo te atreves a tomar mis llamadas, no tienes derecho a tocar mi teléfono, grita Renato molesto mientras se va vistiendo para retirarse.

Mientras se cambia vuelve a sonar su teléfono, asombrado lo mira, pensando que no lo había bloqueado bien y al observar quien lo llama responde rápidamente.

— Papá ya estoy saliendo, responde, disculpa es que, decía y es interrumpido por su padre.

— Renato ven urgente que necesito que hablemos, Aitiana no se encuentra bien, le estaba explicando su padre cuando él comienza a gritar.

— Esa maldita mujer anoche estaba en la cama con Elian y nadie me lo contó, lo vi yo con mis propios ojos, es una maldita ramera.

Aitiana escuchaba todo y cuando ve los ojos de confusión de su suegro, ya no resiste y llora desconsolada.

Renato cuelga y su padre no sabe qué hacer.

— Esteban, no se como Elian se metió en mi cama, algo hizo porque yo nunca permitiría eso, yo jamás estaría con él, le explicaba  llorando desconsolada.

Y este bebe es de Renato, se lo juro, yo nunca estuve con otro hombre.

Esta semana me enteré que estaba embarazada y le iba a regalar esta bella sorpresa el sábado durante su festejo de cumpleaños, mientras anunciábamos nuestra relación, dice ella llorando.

— Tranquila mi amor, ya vamos a arreglar este mal entendido, le dice mientras la abraza y besa su cabeza, pero ella está devastada.

Entra la secretaria para anunciarle que los empresarios llegaron para la reunión.

— Quédate aquí que cuando termine la reunión vamos juntos a hablar con Renato.

Nadin le puedes hacer compañía mientras yo estoy en la reunión por favor, le solicita Esteban muy preocupado.

No tenía su mente clara para este negocio tan importante, pero tampoco quería quedar como una persona  irresponsable.

Ignacio y Renato aun no llegaban y el se encontraba solo.

Mientras saluda a los futuros socios del proyecto entra Ignacio con cara de pocos amigos y Elian como un triunfador y esa actitud de él ya le molesto y no le gusto su mirada y menos lo que dijo a continuación.

— ¿Qué Renato no piensa estar en esta reunión tan importante? preguntó Elian descaradamente.

Para Esteban, Elián y su familia siempre le parecieron unos aprovechados y abusivos.

Aitiana recibe un llamado y atiende feliz pensando que Renato recapacito.

— Hola, no termino de responder.

— Maldita zorra, deja de involucrar a mi familia en esto, vete que ya no quiero cruzarme contigo, ojalá te mueras maldita seas.

— Por favor escúchame, no te estoy mintiendo y no termina de hablar que él le volvió a cortar.

Ella se estaba calmando, pero se enloqueció al escucharlo y sale de la oficina y camina sin rumbo hasta desvanecerse en la calle, su cuerpo no resistió tanta presión.

 

 

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